Ahora es el momento
Todos los errores que cometemos, no solo con nuestras manos sino en nuestras relaciones interpersonales también - comienzan en nuestra mente. Distraídos por las muchas cosas que tenemos que hacer en poco tiempo, nuestra atención se aparta de cuidar la actividad frente a nosotros, preocupándonos en lugar de terminar la tarea tan rápido como se pueda para poder seguir con otra actividad en la lista de prioridades. Rendirnos a la distracción, nos rendimos a tener cuidado de la actividad que estamos haciendo. Y de una manera sutil pero real, cuando hacemos eso también nos rendimos a cuidar de nosotros mismos, del valor del esfuerzo que estamos haciendo en nuestra vida.
Quizás como nunca antes, una preocupación mayor estos días ocupados y estresantes es la falta de tiempo - tiempo para hacer todo lo que se tiene que hacer, hacerlo "a tiempo", y hacerlo con calidad. Pero el problema real para nosotros no es la falta de tiempo - el cual podemos, después de todo, aprender a manejar a través de una variedad de estrategias. En lugar de eso, la fuente real de sufrimiento es la sensación de que "debo seguir con algo más; esta actividad me está tomando mucho tiempo". Cuando tenemos esta actitud, realmente no sabemos lo que estamos haciendo - nuestra mente está en otro lugar, no está concentrada en lo que primero decidió que necesitaba ocuparse. Si no sabemos lo que estamos haciendo, cómo podemos ser nosotros mismos? Si nuestra mente está en otro lugar, significa que estamos intentando ser alguien más, no quien somos en el momento presente. Sin embargo, practicando concentración, podemos entrenarnos a responder a las distracciones de una manera positiva e incrementar nuestra capacidad de poner nuestra atención completa a la tarea o a la relación frente a nosotros.
El espacio callado y vacío de la práctica de meditación revela la adicción de la mente para imaginar el futuro y recordar el pasado. Nos ayuda a entender como estar en un tiempo en lugar del momento presente comienza a revolver al ego: se originan las ansiedades, los deseos se vuelven distracciones, y hacer las cosas bien es casi imposible. Pero cuando no hay idea del tiempo, no hay expectativas, y los deseos no se vuelven un problema.
La meditación nos enseña a ser cautelosos de permitir que las ideas del tiempo interfieran con nuestra actividad. A través de la experiencia, descubrimos como no perdernos a nosotros mismos, sino estar completamente enganchados en el "hacer" de lo que sea que hayamos decidido que debemos hacer. La concentración es una práctica como cualquier otra actividad que construye habilidades. No se supone que sea casual, u ocasional, o reservada solo para cuando sea conveniente.
Haciendo las ideas a un lado de que tan productivos y eficientes somos en nuestro uso del tiempo, podemos darnos tiempo para cuidar de nosotros mismos físicamente, emocionalmente, y espiritualmente. La meditación es la mejor manera de "manejar" el tiempo, la mejor manera de cometer errores. Derramar algo y hacer un desastre puede ser una señal de que estamos demasiado preocupados por el tiempo y por todas las cosas que tenemos que hacer. Desarrollar la habilidad para reconocer que estamos distraídos y regresar la mente a la conciencia del momento presente nos permite apreciar nuestro ser en todas las actividades.